lunes, 10 de mayo de 2010

El caballero. mito guerrero de occidente. (segunda parte)





Caballería como posición social feudal


Así pues, la posición del caballero frente a la sociedad que defendía fue variando conforme el tiempo y los cambios socioculturales. Hay que tomar en cuenta que este desarrollo, está ligado al de la nobleza, si bien, contrario a lo que muchos piensan, uno no implica necesariamente a la otra.

Como ya se había establecido en la entrega anterior, la sociedad feudal se organizo a partir del siglo IX, como una forma de garantizar el orden social, bajo la tutela de la iglesia católica romana, buscando así un equilibrio de poderes con la clase militar germana, un equilibrio por ende, frágil

Los teólogos y filósofos, intelectuales de esta sociedad, considerarían pues que el equilibrio social (ligado a la visión profética y mesiánica donde dios designa funciones a determinados pueblos e individuos) estaba basado en un sistema de categorías sociales, en si, rígido y en teoría, inamovible: un sistema que garantizaba el sustento del cuerpo sobre la tierra y la salvación del alma en el cielo. En base a eso, se estableció una división de los componentes sociales en tres grupos: Los laboratores (“los que trabajan”), los siervos, campesinos y trabajadores manuales, los oratores (los que hablan, o mas directamente, los que oran”), los clérigos, prelados y sacerdotes, que establecían una comunicaci8ón con el creador y los Bellatores (los que combaten”, la sociedad militar, con privilegios de elite. En esencia, el sistema pretendía, teóricamente, guardar un equilibrio perfecto (reflejo de la trinidad divina), subdividiendo deberes en cuanto a virtudes primordiales de fe, valor y obediencia. Todo esto, se articulaba sobre un valor principal: el servicio. Filoso0ficamente hablando todo habitante del mundo medieval occidental, es conceptualizado desde un papel de servidor. El pacto o contrato de vasallaje, gesto ritual amparado jurídicamente, hacia que cada miembro de este sistema, estuviese ligado por palabra a alguien más: los siervos a los nobles y a los clérigos, los caballeros a un noble y los nobles a un rey, los reyes, al emperador, o bien, al papa. Los clérigos servían según su rango, o a señores de la nobleza o a un clérigo de mayor jerarquía. Al final, los obispos tenían como única autoridad, al obispo de Roma es decir, de nuevo, al Papa. El papa, según la visión medieval occidental, servía únicamente a la trinidad divina.

Así pues, cada orden social tenía una funcione n el ideal de los tres ordenes: los laboratores procesaban las materias primas que eran el sustento de las otras dos y de sí mismas: los granos, la carne, la piedra, las telas: Los oratores educaban a las otras dos ordenes en la fe: trasmitían oral y pictóricamente las enseñanzas bíblicas, servían de autoridades científicas y jurídicas, y administraban la salvación de las almas. Eran la interrelación viva entre dio0s y el hombre. Finalmente y no menos importante, estaba el servicio de los bellatores: en un mundo amenazado por enemigos exóticos a esta fe católica romana (los ortodoxo y musulmanes, tomados por herejes, los pueblos escandinavos, eslavos y mongo licos, tenidos por paganos) y toda clase de amenazas internas (conflictos territoriales, pugnas políticas, herejías, ambición y abuso de poder, etc.) era misión de la clase militar defender el orden establecido y los territorios de la cristiandad occidental por la vía de las armas y todo conjunto de reglas y código de comportamiento que se establece en las sociedades militarizadas: obediencia disciplina y honor. De modo que resultaba natural la colocación en la sociedad feudal occidental del caballero dentro del sector de la nobleza. Más que una asimilación espontánea, este fue un proceso largo de adecuación.

Las elites germánicas y romanas estaban, entrando el siglo IX de por si, militarizadas, fueron estas las protagonistas siglos antes de las invasiones bárbaras que dan inicio a la edad media, alrededor del siglo V. Sin embargo, la perdida de ejércitos regulares producto de la poca disponibilidad de recursos económicos provoca la desaparición de estas tácticas militares compelas en los mediados del periodo. Un guerrero con la habilidad y los medios necesarios para el uso de un caballo(animal fuerte y rápido, una ventaja en combate, pero costoso de mantener) así como una armadura y armas de difícil confección, principalmente la espada(de ahí su asociación simbólica con la clase alta) y de, por supuesto, la correcta destreza en el uso de las armas y de i.e. equitación, el control del caballo, era pues, para el contexto cultural y socioeconómico del momento mas que un simple combatiente una fuerza de elite practicante invencible frente a simples soldados o reclutas con poco o ningún entrenamiento. De ahí el prestigio y reputación que el Miles o Milites, ganara en el mundo medieval.

Como se decía anteriormente la relación de la caballería con la nobleza fue, pues inevitable.

Hasta donde se puede dilucidar el caballero surgió como un miliciano no adscrito a algún orden especial. Sin embargo el prestigio de esta fuerza elite seria cada ves mas apreciado entrando el periodo feudal, desde sus primeras menciones en occidente desde las época carolingia. Sin embargo, seria la tradición ética y marcial que se formaría poco a poco las que los distinguirían: a un caballero se le diferenciaba no solo por su entrenamiento superior, sino también por el férreo sentido del honor , la lealtad y el valor que demos traban, reflejado en los cantares de gesta y literatura similar. La condición social de caballería era un honor recibido por destacarse en combate, por lo que su naturaleza era distinta a la de los títulos de nobleza.

La nobleza originalmente debe sus cargos a las designaciones militares otorgadas dentro de la cadena militar de mando: conde, marques (que protege una frontera) barón, gentil hombre, hidalgo, etc., son títulos que designaban originalmente posiciones y misiones dentro de la cadena de mando de os pueblos germanos, que luego fueron asegurando sus privilegios por medio del derecho nobiliario, es decir por herencia, de una generación a otra. He aquí, la deferencia principal, al menos durante la mayor parte del medioevo, entre nobles y caballeros: la nobleza se heredaba, sus cargos, títulos y posesiones, mientras que la caballería era meritoria, es decir, se alcanzaba demostrando la valía personal ene. Campo de batalla, y no era transferible entre una persona a otra. El hijo de un caballero, debía de pasar por los mismos trabajos y privaciones que su padre, para ganarse la condición de caballero. Esto convertía a los caballeros en un “orden" u "ordo", especial, una designación de honor guerrero a la que pocos accedían, independientemente de l abolengo de su linaje... Esto provocaría tensiones entre ambos ordenes, siendo los caballeros necesitados y admirados por sus señores y a la ves temidos por estos altos nobles, recelosos de que estos hombres recios y valientes, acostumbrados a al guerra y a su brutalidad, muy cercanos a la clase baja (en esencia como cualquiera que demostrara la valía necesaria podría tornarse caballero, la caballería estaba abierta también a los siervos), pudiese ganar pospuestos hereditarios que un monarca les había designado. Este conflicto es reflejado brillantemente en la segunda parte del cantar de mió Cid, la afrenta de corpes, cuando los infantes del Carrión, celosos de los triunfos de Rodrigo Díaz De vivar, planeen hacerse de sus riquezas, casándose con sus hijas y luego, maltratándolas brutalmente por no estar, siendo hijas de caballero, a la altura de sus dignidades de herederos

De modo que el caballero tuvo pues, al menos como una generalidad privilegios de orden medio en la sociedad feudal. El caballero estaba exento de impuestos y del pago de servicios en hoteles y albergues. Debía tener bienes y vestimentas acordes a su condición. Esta era delegada por medio del contrato de vasallaje, por un señor feudal como pago a su servicio y estímulo a su lealtad. Debido a la prohibición religiosa sobre la usura (acumulación desmedida de bienes) el caballero no podía ostentar mas posesiones que su señor. Era ese el detalle que articulaba el sistema feudal.

Así pues de acuerdo al vasallaje acordado hubo muchas categorías y clases de caballeros, desde comandantes de grupos numerosos de otros caballeros, llamadas mesnadas (llamados pues estos, mesnaderos), hasta aquellos designados a controlar un pequeño paso o región. Lo mas bajo de esta escala era el caballero villano, contratado por el alcalde o los notables de un poblado (villa) para defenderle de bandoleros, mercenarios y señores feudales, que amenazaban con someterlos. Con las cruzadas, estas categorías no solo aumentarían verticalmente sino que se diversificarían.

El tipo de caballero al que hace mas referencia la futura popular, es aquel de linaje noble, el cual debe ganar honor y reputación no solo en la guerra sino en acto conocidos como batallas: justas(combates uno a uno) y torneos(enfrentamientos grupales al modo de enfrentamientos bélicos) así como diversos juegos de equitación y habilidad. Esta reputación ganada los hacia de temer, una ventaja no solo para si mismos sino para su señor.

No obstante, elídela de las cruzadas llamadas en un principios, peregrinaciones armadas”, es decir aquel de proteger los lugares considerados santos por el cristianismo contra la expansión del Islam, traería, a partir del siglo XII, un nuevo tipo de caballería, bajo el mando de la iglesia uniendo elementos de la clase sacerdotal con loa militar: las ordenes de caballería, ordenes monásticas armadas, “miles Christi”, una caballería sacramental, distinta a la profana caballería tradicional. Entre las mas destacadas están pues, los caballeros del templote salomón (los templarios), los caballeros de hospicio de San Juan (los hospitalarios) y la orden del santo sepulcro, orden muy antigua, armada después.

Y es que, el fenómeno histórico de las cruzadas sería el evento que no solo daría complejidad y diversidad a ala caballería sino que la cultura del caballero se plasmaría al resto del mundo occidental a través de una forma de comunicación propio surgido desde esta primera “peregrinación armada”, con la que guerreros destacados se distinguían en el campo de batalla: este sería pues, el origen de la heráldica.