
Cuando alrededor del año 476 d.C. las invasiones bárbaras provocaron la paulatina pero abrupta caída del imperio Romano el mundo occidental enfrento la mayor crisis humana y económica de su historia. Lo que en antaño fue una poderosa supernacion que ocupaba todo un continente en poco tiempo era un conjunto de reinos o de regiones sin ley y con su infraestructura completamente devastada.
El caos se apodero de la región. Soberanos de todas clases descendientes de las tribus bárbaras se erigían dirigentes de pequeños países. Un caos no solo político sino moral, puesto que el poderoso estado pontificio de roma había sido mermado por culturas paganas, y no había legislaciones o códigos de conducta que evitaran el libertinaje, la matanza, la codicia y la ostentosidad de esos nuevos señores de la tierra. Esta confusa época conocida como Oscurantismo (dark ages, dentro del lenguaje anglosajón), fue el empiezo de lo que conocemos como edad media, una decisiva y sin igual etapa de la historia occidental la cual produjo una paradoja entre un retraso cultural material, o sea tecnológico, para la construcción y demás artes similares y un poderoso camino escalonado en el desarrollo de l armamento de guerra. Este es pues el tema de nuestro articulo.

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Sin embargo es debido a esto que se puede decir que la espada no era necesariamente el arma más común en el campo de batalla medieval. La caballería no fue instituida formalmente hasta la entrada del imperio carolingio por, precisamente, Carlomagno en el siglo IX dando por terminado el oscurantismo y dando pie al sistema feudal de economía es decir nobles que tenían derechos de uso y posesión de la tierra. Este sistema fue el que dio cabida a la práctica

No obstante, la mayoría de los soldados guerreros, combatientes hordas, bandas, turbas, demás tipos de grupos armados en el medioevo no eran caballeros. La mayoría de los que participaban en batallas, reyertas o escaramuzas no eran guerreros formales, si bien muchos señores y reyes tenían ejércitos regulares. Eso obedece a una razón muy
simple: el mismo sistema feudal obligaba a los siervos a combatir: Un siervo era aquel que servia a un señor. Este titulo correspondía a todo aquel que servia a un señor bajo juramento, dentro de lo que se llamaba contrato de vasallaje, donde el señor se veía obligado a defender a sus vasallos y a ampararlos, pero al mismo Tiempo, el vasallo estaba obligado a asistir a su amo en asuntos civiles, al tiempo que debía servir en batalla si este lo llamaba. De tal modo que campesinos, soldados y caballeros luchaban por su señor en campañas militares de toda índole, por lo que había de toda clase de armas y utensilios en el combate medieval.
